¿Cómo saber qué ancho de banda se necesita?

repetidor móvil

Vayas a instalar un repetidor móvil o a contratar una nueva conexión de banda ancha para casa asesorarse de forma previa es elemental. Sobre todo, en el segundo caso, para saber qué velocidad se necesita.

Es normal que los consumidores busquen la mejor calidad en cada servicio, pero a veces tienen que afrontar sobrecostes si las necesidades reales no se ajustan a la velocidad contratada. Por eso es vital saber qué velocidad hace falta realmente para los servicios online de los que querremos disfrutar.

A la hora de contratar una conexión de banda ancha a Internet, la mayor parte de los operadores presentan sus tarifas de fibra óptica o cable como propuestas estrella. Teniendo en cuenta que el ADSL tiene cada vez menos presencia, el FTTH está ganando terreno como alternativa. En la mayoría de compañías parte de los 20 o 30 megas hasta velocidades de 300 megas o más.

Los servicios más usados de Internet, como por ejemplo YouTube, no requieren de muchísima velocidad. De hecho, tan solo necesitaremos una conexión de al menos 500 Kbps. En el caso de películas, programas de TV y eventos en directo hará falta al menos 1 Mbps. Netflix por ejemplo recomienda velocidades distintas según la calidad de la imagen a reproducir. Por ejemplo, para la calidad estándar SD necesitaremos al menos 3 Mbps para el streaming, 5 Mbps para calidad HD y hasta 25 Mbps para la Ultra Alta Definición. Eso sí, en ATL Europa te recordamos que en plataformas VoIP como Skype los requisitos pueden ser algo mayores.

En cuanto a los servicios de música como Spotify o iTunes, se recomiendan conexiones que superen 1 o 2 Mbps para evitar cortes o interrupciones del servicio.

Si te gusta el juego online, además de a la velocidad de la conexión, habrás de atender a la latencia de la conexión. Se trata del tiempo que tarda en transmitirse un paquete dentro de la red, un factor clave en las conexiones a Internet. Según la conexión que tengamos, esta latencia será mayor o menor. La latencia influye, por ejemplo, en el tiempo que tarda en cargar una web.